jueves, 18 de octubre de 2007

La fuente de la Sirena



Tiempo atrás, allá por el siglo XVIII, en lo que ahora se encuentra el Museo de la Ciudad, en el Centro Histórico de México, en ese Palacio, habitado entonces por los Condes de Santiago de Calimaya, Virrey, en la Ciudad, aquella de la Nueva España, en su momento, si aquel que al frente tiene las gárgolas, o desagües de azotea, como cañones, si cañones, de quien se dice había estado en batalla!!!, una puerta magnifica, toda tallada de roble, con los escudos de la época, se abre a dos alas, y nos regala un patio neoclásico, bellísimo, el cual tiene tres lados con arcadas, y uno ciego, raro, si, pero en su conjunto bellísimo!!!!!!!, y allí adosada una preciosa fuente de cantera.


En dos plantas, ahora patio central techado, y en el primer piso, la Capilla, La Sacristía; Asi, era costumbre asistir a misa diariamente, pero al mismo tiempo estaba mal visto que las mujeres de abolengo salieran a menudo a la calle y convivieran con el pueblo. Y era común que las mansiones señoriales contaran con una capilla privada con su correspondiente sacristía.


Una escalera magnifica, subida y desplegada en dos, recibiéndonos unos como feroces como felinos, y coronada por un candil, de roble, las habitaciones, y el ahora estudio de Joaquín Clausell.

Bueno, cuenta la leyenda, que los Condes tenían una hija, muy bella, que cometió el mas grande de los pecados, enamorarse, si, pero, de un plebeyo, entonces un criado, quizá, mestizo!!!
Entonces su Padre, el Virrey, hizo que corrieran al criado, quien había puesto, sus ojos en su querida hija, y eso no era posible, asi que el criado se fue!!!!, entonces la hija, empezó a estar muy triste, tan triste, que se enfermo y al cabo, murió!!!!


El Padre estaba desesperado, el sentimiento de culpa lo acompañaba, pensaba, si yo hubiera dejado a mi hija, que fuera feliz, no hubiera muerto, entonces mando construir, y los artesanos tallaron, en una cantera muy bella, e hicieron una fuente, con una sirena, que tocaba la guitarra, el Padre creyó que su culpa estaba sanada, pero cada noche que se iba a acostar, se asomaba y veía la fuente, la sirena miraba al frente, y entonces,

al mirarla de nuevo!!!!!!, la sirena alzaba su vista y se posaba en la Capilla del Palacio, en la esquina norte a la izquierda, y ahí miraba, como rezando!!!!, cuenta la leyenda que todos los días, acontecía lo mismo, el Padre, muy preocupado, se lamentaba de lo que había hecho, y la culpa lo persiguió mucho, mucho tiempo!!!!!!